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DOÑA ROSITA LA SOLTERA

En el año 2010, TEATRO LORCA conmemora su vigésimo aniversario y decide por ello poner en escena una gran obra del gran autor que da nombre al grupo. Elegimos “DOÑA ROSITA LA SOLTERA O EL LENGUAJE DE LAS FLORES” con la intención de ofrecer un texto menos conocido que sus grandes dramas y con una variedad mayor de matices y registros.

 

Doña Rosita es una muchacha de una familia granadina acomodada, a caballo de los siglos XIX y XX, en su juventud despreocupada la vida es aún un juego. La joven está enamorada de su primo, con quien está previsto que se case, pero éste decide partir a hacer las américas, dejando a Rosita sola, pendiente de una indefinida promesa de matrimonio. Los años pasarán sin que Rosita pierda las esperanzas de unirse al hombre a quien se ha prometido. La fidelidad a la promesa, la honra, los valores tradicionales dejan la existencia de Rosita varada, inmóvil e inerme entre las adversidades que la vida le tiene reservada en un mundo que galopa hacia una complejidad difícil de encajar en la sociedad provinciana de la época.

 

El texto es rico en acción y emoción y hondo en su forma y en su contenido, lleno de referencias simbólicas de inquietante valor poético. La narración es ágil y el autor sabe equilibrar muy bien los distintos registros para transmitir al espectador un suculento, fresco e intenso menú de emociones y sensaciones.

 

NUESTRA PROPUESTA:

 

TEATRO LORCA afronta este texto como un reto. Se trata de Lorca, un autor que llena con su intensísima poética un sólido armazón dramático y en el que no hay nada que no deba contribuir a recrear ese intrincado universo simbólico característico del autor. Hemos tomado como hilo conductor de toda la obra, dentro de la riqueza de contenidos que el autor propone, la recreación del paso del tiempo, el tránsito rápido a través de lo mejor de la juventud, en donde una decisión errada, una contingencia inesperada o el comportamiento cruel de alguien puede echar a perder toda una vida.

 

Visualmente recreamos la casa de Rosita con un decorado sencillo y luminoso, que irá cambiando a lo largo de la obra de la misma manera que cambia el espíritu de Rosita y la Rosa Mutabilis. Huimos de tópicos, tan habituales en las puestas en escena de Federico García Lorca, y si bien no podemos evitar la localización concreta de la obra en la Granada de la época, procuramos dar un aire más universal a esta historia.

 

Las interpretaciones son contenidas, sin barroquismos, en la linea del grupo, convencidos de que es la fuerza del texto y de las acciones el principal elemento de comunicación con el público.

 

 

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